El Big Data se está convirtiendo en una herramienta fundamental que está siendo aplicada en multitud de ámbitos, también en el de la política a través de lo que se conoce como gobierno abierto. ¿Cómo lo hace? Te lo contamos en este post.
El término Big Data era prácticamente desconocido por la sociedad hace unos años y, sin embargo, ahora la minería de datos se ha convertido en un instrumento clave para el funcionamiento de actividades empresariales y del día a día. En el mundo de la política, esta herramienta también está empezando a entrar en juego, especialmente cuando hablamos del llamado gobierno abierto.
Este concepto (open goverment en inglés) surgió en los años setenta en el Reino Unido como apuesta para gestionar de manera más eficaz, y desde las administraciones públicas, la información que tenían los gobiernos. El objetivo de este planteamiento era buscar el beneficio de toda la ciudadanía, pero también un mejor funcionamiento de la democracia en general.
Y es que, la idea del gobierno abierto es que no solo sean las instituciones quienes participen en la creación y la mejora de los servicios públicos, sino que los ciudadanos formen parte del fortalecimiento de la transparencia y la rendición de cuentas. De hecho, este modelo se basa en tres principios básicos que son la mencionada transparencia, la colaboración y la participación.
De esta forma, los gobiernos pueden trabajar, con especial énfasis, en el primero de esos principios, un elemento cada vez más exigido por los ciudadanos a sus gobernantes. Y lo pueden hacer gracias a las aplicaciones que ofrecen el Big Data y el Open Data a través del procesado y la gestión de toda la información puesta a disposición de los mismos.
El primero de ellos hace referencia a la gestión de grandes cantidades de datos que ya no pueden ser analizados a través de bases de datos o estadísticas tradicionales por su complejidad. Este sistema puede ayudar a los organismos públicos a dar respuesta a muchas de las preguntas planteadas por sus directivos acerca de los usuarios de sus servicios.
Por su parte, el Open Data hace referencia a la apertura de datos públicos a los ciudadanos y a las empresas para que estas puedan generar riqueza y optimizar los procesos de la administración. Esta reutilización de datos está legislada por la Unión Europea pudiendo así las administraciones públicas gestionar grandes cantidades de información para el beneficio de todos. De ahí la vinculación del concepto del gobierno abierto con el Big Data.
Esta utilización del Big Data ofrece muchas ventajas a pesar de que los costes de su desarrollo pueden ser elevados. Entre estos beneficios se encuentra el acercamiento entre las instituciones y los ciudadanos, mejorando así la transparencia que ofrecen las primeras a los segundos, algo en lo que Reino Unido es uno de los países referentes.
En España, el Gobierno dispone de un Portal de Transparencia y desde 2011 forma parte de la Alianza para el Gobierno Abierto, que tiene el objetivo de reforzar los vínculos entre los gobernantes y los ciudadanos para que estos puedan ser más partícipes en el desarrollo de las políticas públicas. Desde entonces, se han ejecutado dos planes de acción, el segundo de los cuales acabó en 2016.
El Plan de Acción III del Gobierno Abierto en España tiene como objetivos potenciar mecanismos de participación que respondan a las necesidades de los ciudadanos, asegurar la cooperación interadministrativa entre los distintos niveles de la Administración (estatal, autonómico y local) y fortalecer los cimientos del gobierno abierto.
Este plan se verá muy pronto reflejado en la Semana de la Administración Abierta 2019, que se celebrará entre el 11 y el 17 de marzo, y a la que pueden inscribirse todos aquellos interesados en difundir los principios del gobierno abierto hasta el 28 de febrero.
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