Estados Unidos se enfrenta este martes 6 de noviembre a unas impredecibles elecciones legislativas que, a pesar de su poca mediatización, pueden marcar el camino de los dos años que restan hasta las próximas elecciones presidenciales.
Conocidos como ‘midterm’, por celebrarse en mitad del mandato de un presidente, cada cuatro años tienen lugar en Estados Unidos unas elecciones legislativas. En ellas, los ciudadanos norteamericanos eligen a los 435 representantes de la Cámara de Representantes (la cámara baja del Congreso) y a 35 de los 100 del Senado (la cámara alta del Congreso).
La peculiaridad de estos comicios es que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se juega mucho, puesto que también reflejan, de alguna forma, si la gestión del Presidente durante estos dos años es aprobada por los ciudadanos norteamericanos o si, por el contrario, no están de acuerdo con las medidas que se han tomado hasta ahora. Esto puede ser determinante para los partidos a la hora de elegir los próximos candidatos a la Casa Blanca.
Además, la importancia de estos comicios se encuentra también en el hecho de que todas las leyes que quiera aprobar el gobierno de Trump deben ser ratificadas por las dos cámaras. En este sentido, si los republicanos mantienen el control en ambas cámaras todo se mantendría igual, mientras que si los demócratas recuperan el Congreso el Gobierno no podría llevar a cabo parte de sus políticas.
Las encuestas publicadas por diferentes medios nacionales indican que los demócratas partirían con algo de ventaja, en parte por, como destacan algunos analistas, el entusiasmo de cara a estas elecciones en grupos de latinos, negros o mujeres jóvenes. Pese a la victoria demócrata en la Cámara de Representantes, los sondeos predicen que en el Senado de Estados Unidos se produciría la victoria republicana.
Para conseguir la mayoría en la primera de ellas, tanto demócratas como republicanos necesitan al menos 218 escaños. Así, el Partido Demócrata necesitaría 25 escaños más de los que logró hace un par de años para recuperar el control de la Cámara de Representantes.
En lo referente al Senado, cuyos miembros son reelegidos cada seis años, de los 35 puestos electos, 24 los ocupan senadores demócratas, 9 son republicanos y 2 son propiedad de partidos independientes. Es decir, los demócratas necesitan tan solo 2 asientos más para tener el control de la cámara alta.
En estas elecciones legislativas 36 estados elegirán también a sus gobernantes, por lo que, a pesar de no tener la relevancia mediática que habitualmente tienen las presidenciales, la decisión de los estadounidenses sí puede marcar el rumbo de su futuro.