En el mundo de la política la imagen es una herramienta clave para acceder al poder, ejercerlo y conservarlo. Por ello, la imagen política debe ser utilizada de manera estratégica por cada uno de los candidatos.
La imagen, al igual que la palabra, también comunica. En el ámbito profesional la impresión que transmite el trabajador puede decir mucho más de su personalidad que su expresión oral. En el caso de la imagen política, esta puede llegar a ser determinante en el momento en que la ciudadanía tenga que decidirse por un candidato u otro.
Como instrumento de la Comunicación Política, la imagen debe ser utilizada de manera estratégica y eficiente para conseguir unos resultados positivos. Su calidad dependerá de la influencia y el poder que la misma pueda generar en la sociedad, teniendo en cuenta que no toda la ciudadanía tiene por qué esperar lo mismo de su candidato ideal.
Lo que parece cierto es que la imagen que transmita un político, más allá de su ideología o de la manera en la que esta es expresada, puede poner la balanza a favor de uno o de otro a la hora de elegir desde un alcalde hasta un Presidente de Gobierno. En este sentido, la imagen política no es un factor inmóvil y permanente, sino que es un proceso que se debe desarrollar y actualizar con el paso del tiempo en función de los resultados obtenidos en cada campaña.
Además, para muchos expertos este proceso de creación de la imagen poco tiene que ver en realidad con la estética, sino más bien con el poder, y es legítimo que se utilice esta estrategia para conseguirlo. En ella se incluye desde la forma de vestir del candidato o su cuidado personal hasta la comunicación no verbal, que se puede expresar a través de la forma en que se comporta, los gestos que hace o la manera de reaccionar ante las palabras de otros candidatos.
Al ser esta comunicación no verbal un elemento fundamental de su día a día, los políticos preparan, junto a sus asesores, la imagen que quieren trasmitir para cada una de las intervenciones públicas que hacen, siempre de manera detallada y en función del tipo de público al que se dirigen y su entorno. No sería adecuado, por ejemplo, vestir de la misma forma en una cumbre europea que en un evento informal en el que el candidato se encuentra cara a cara con los votantes en un ambiente más cercano.
Tradicionalmente, la imagen del político se ha asociado con la del hombre carismático de mediana edad con traje. En la actualidad el panorama ha cambiado y, además de que es habitual la presencia de mujeres en la mayoría de parlamentos del mundo, muchos hombres solo utilizan el traje para los eventos más institucionales. En muchos casos, el vestuario del candidato político no es más que un reflejo de su ideología.
El Máster Universitario en Comunicación Política Avanzada del CES Next da respuesta a las necesidades profesionales que en la actualidad requiere el ámbito político y el de su comunicación con el respaldo de expertos y profesionales con una relevante trayectoria en la historia de la Comunicación Política.