Las redes sociales se han convertido en un canal y en una herramienta clave en el mundo de la Comunicación Política. En tiempos de incertidumbre política su papel cobra todavía más importancia porque de ello pueden depender los resultados electorales.
En la actualidad, no se entiende la política sin las publicaciones e interacciones que hacen sus protagonistas a través de las redes sociales. Ya no resulta extraño que el titular de una noticia se haya sacado de un tuit o de una fotografía subida a Instagram porque lo cierto es que estas herramientas se han convertido en parte fundamental de las estrategias de la Comunicación Política.
A través de ellas, los candidatos pueden acercarse a la ciudadanía sin necesidad de intermediarios como los medios de comunicación y les permiten dar un trato más personalizado a su audiencia. De esta forma se potencia la imagen del político, que muestra más cercanía y empatía con el electorado.
En ese proceso, cada paso que dan los equipos de comunicación y de asesoría de los políticos está pensado al milímetro porque un pequeño error puede suponer la pérdida de credibilidad y de reputación complicada de revertir. Por ello, detrás de cada publicación hay una estrategia bien pensada a la que se ha dedicado trabajo y tiempo.
Para empezar a definirla es esencial establecer cuál es el objetivo que se pretende alcanzar. No es lo mismo utilizar una red social como canal de propagación de la información de lo que sucede en la campaña política que para gestionar la reputación de un personaje público.
Una vez determinado el objetivo comunicacional hay que concretar el público al que se dirige la información. La audiencia se debe segmentar de acuerdo con características demográficas y sociodemográficas, geográficas y psicográficas, y, para ello, es fundamental conocer a qué tipo de personas pueden interesar las publicaciones, siempre considerando que hay mensajes que se quieren hacer llegar a toda la opinión pública.
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Twitter, Facebook e Instagram siguen siendo las redes sociales más utilizadas por los políticos en España, aunque cada vez ganan más protagonismo otras como YouTube o LinkedIn. En la primera red social mencionada es habitual ver cómo los community managers de los partidos políticos interactúan entre sí, generando conversación y debate entre todos los usuarios.
En un post anterior repasábamos el número de seguidores que tenían los principales políticos españoles, entre los que ahora han irrumpido también con fuerza las estrategias de comunicación que está llevando a cabo Vox en estas plataformas. En poco tiempo este partido ha alcanzado en Twitter los 269.000 followers, en Instagram los 313.000 y en Facebook los 297.000.
En cualquier caso, todos los partidos buscan mover a las personas para que participen y haya una comunicación bilateral, especialmente en tiempos de campaña política cuando es más necesario que nunca pedir retroalimentación de las propuestas y programas. En esa relación con la ciudadanía se debe fomentar una cultura de discusión con argumentos y no con ataques continuos.
En definitiva, las redes sociales son una oportunidad de comunicación para los candidatos y los partidos políticos a través de la cual pueden mostrarse a los ciudadanos, pero al mismo tiempo son un arma de doble filo. Contar con un protocolo de gestión ante ataques de reputación es clave para que las plataformas no dejen de ser un instrumento útil y se conviertan en un peligro.